Se dice que no hay cosa más cierta que la muerte y los impuestos, pero parece que no siempre es así, al menos cuando ambas se mezclan. Juan Manuel, un vecino de Vizcaya, no da crédito aun, después de que la Hacienda foral vizcaína le acabe de reclamar el pago de la declaración de la renta de su mujer que lleva más de 30 años fallecida.
Y no ha sido solo una vez, sino dos. La Diputación de Vizcaya ha enviado sendas misivas a Encarnación Rodero, fallecida hace 31 años, exigiéndole el pago del impuesto de la renta de las personas físicas, que encima le sale positivo.
Su viudo Juan Manuel no da crédito, por lo insólito de la situación y porque ella nunca declaró, en vida, de forma individual, sino que presentaban declaración conjunta.
Asegura que la Diputación de Vizcaya debe haber decidido "resucitar a la mitad de los difuntos para reclamarles el pago de impuestos".