Madrid será un búnker los próximos 29 y 30 de junio, cuando acoja la cumbre de la OTAN. Será el mayor dispositivo de seguridad en democracia: 10.000 efectivos entre policías nacionales, guardias civiles y agentes municipales y emergencias.
Protegerán a las delegaciones de 40 países que participarán en esta cita, alrededor de 5.000 asistentes. El operativo tiene tres fases. La primera, preventiva; la segunda será la fase de alerta, y la tercera la fase crítica, desde el 27 hasta el fin de la cumbre.
Madrid tiene por delante el reto de seguridad más importante hasta ahora. Para que todo transcurra con tranquilidad se ha diseñado la 'Operación Eirene', se ha llamado así por la diosa griega de la Paz.
Habrá anillos de protección en las zonas críticas. Y las comitivas estarán moviéndose. Eso producirá cortes de calles. Se mantiene el nivel 4 de alerta antiterrorista. Según fuentes del Ministerio del Interior por ahora no se percibe ningún peligro que les haga elevar la preocupación.
Se retoman eso sí temporalmente los controles fronterizos para detectar a quienes viajen a España con la intención de causar incidentes. Pero los riesgos también están en el ciberespacio. Objetivo evitar el ataque de hackers.
Defensa se encargará el espacio aéreo y la Policía Nacional desplegará un sistema para identificar y neutralizar drones.