El retrato de Felipe II de Antonio Moro, una de las obras más importantes del Museo de Bellas Artes de Bilbao, viaja a la Galería de Colecciones Reales de Madrid con un préstamo de un año que inaugura el programa de obras invitadas del museo madrileño.
El préstamo temporal ha sido posible por las obras de ampliación del museo vasco, que le ha obligado a cerrar gran parte de sus salas.
A cambio, Patrimonio Nacional ha prestado al centro de arte vasco una serie de piezas de la armería del Felipe II, ha explicado Miguel Zugaza, director del Museo de Arte de Bilbao, durante la presentación de la obra en Madrid.
Según ha explicado Zugaza, el retrato es "una obra capital" del museo". Originalmente formó parte de Colección Spencer, la familia de Diana de Gales y fue el padre de la princesa de Gales quien decidió sacarlo al mercado.
La Galería Caylus de Madrid ofreció al cuadro al museo bilbaíno en 1992, que lo compró. Entonces era director del museo bilbaíno, Jorge de Barandiarán, quien supo ver "qué barato era el arte antiguo, y qué caro el contemporáneo", ha explicado Zugaza.
El retrato de Felipe II, pese a su sencillez, fue un elemento clave para "fraguar" la imagen de Felipe II y su reinado, ha explicado Miguel Zugaza, exdirector del Museo del Prado. Mucho de los elementos que aparecen en este cuadro, como la mano en la mesa, serán repetidos en el género de retrato durante varios siglos.
En la tabla, se puede ver al rey sobre un fondo oscuro, vestido de manera lujosa, con collar y el Vellocino o Toisón de oro. Con una mano apoyada en la mesa y otra cerca de la empuñadura de su espada, cuajada de piedras preciosas. Felipe II tenia entonces 22 años, y se encontraba visitando los Estados Generales de Flandes.
Moro pintó al monarca entre 1549 y 1550, en mitad de su 'Felicísimo Viaje' un periplo con el que recorrió todas las regiones del entonces Reino de España.
El cuadro se sitúa en la planta del museo dedicada a los Austrias. "Nos faltaba una obra tan importante como esta", ha explicado Leticia Ruiz, directora de la Galería de Colecciones Reales. "Como todos los retratos, no es solo un retrato -ha dicho-, sino que proyecta una idea de Gobierno, de dinastía".
"Es mucho más que una obra maestra, y además dialoga perfectamente con las piezas de armería de la sala", ha señalado.