España, segundo productor de automóviles de Europa y octavo del mundo, ha fabricado un 21% menos de vehículos durante el primer semestre del año. Las plantas siguen a medio gas y eso se está traduciendo en largas listas de espera de particulares para hacerse con un vehículo.
Los expertos hablan de la tormenta perfecta. La caída del poder adquisitivo por la pandemia, la incertidumbre tecnológica y sobre todo la falta de chips para la industria del automóvil han dejado las exposiciones de coches prácticamente vacías. El resultado menos ventas. Las matriculaciones en el primer semestre de este año han caído un 33% respecto al mismo periodo de 2019. Las marcas más afectadas, las de origen europeo cuya fabricación depende de los semiconductores procedentes de Asia.
Sin automóviles nuevos el mercado del vehículo de ocasión ha aumentado hasta un 30%. Además se lleva más el coche al taller. La crisis de los concesionarios se podría prolongar hasta el 2023.