El Papa Francisco ha arremetido contra las "guerras culturales" y ha pedido a Europa que se distinga por la solidaridad en un momento en el que, después de "durísimos meses de pandemia", se plantea, junto a muchas dificultades, "una anhelada reactivación económica, favorecida por los planes de recuperación" del bloque.
"Que Europa se distinga por una solidaridad que, atravesando las fronteras, pueda volver a llevarla al centro de la historia", ha subrayado el Papa en su segundo día en Eslovaquia donde permanecerá hasta el miércoles. Este país forma parte del llamado grupo de Visegrado junto con Polonia, Hungría y República Checa que han hecho de su bandera el soberanismo y la actitud beligerante frente a la acogida de inmigrantes.
Durante el encuentro con las autoridades, el cuerpo diplomático y la sociedad civil, en su segundo día en el país, Francisco ha mostrado su deseo de que el pequeño país centroeuropeo "reafirme su mensaje de integración y de paz" y que el bloque europeo lo acoja.
En los jardines del Palacio presidencial, después de la ceremonia de bienvenida y de un encuentro en privado con la presidenta eslovaca, Zuzana Caputova, el Pontífice ha hecho hincapié en que la fraternidad es lo que se necesitamos para promover una integración cada vez más necesaria. Sin embargo, ha advertido, de que "la sola recuperación económica no es suficiente" en un mundo donde todos los países están conectados. En particular, su llamamiento es para "atender a los más débiles", sin que nadie sea "estigmatizado, discriminado" o visto como "una carga o un problema".
Así, ha pedido a los eslovacos que "la vocación a la fraternidad nunca desaparezca" y ha apuntado también a la importancia de una justicia concreta. Por ello, el Papa ha instado a "emprender una seria lucha contra la corrupción y que ante todo se fomente e imponga la legalidad". Desde 2018, Eslovaquia ha visto caer a dos gobiernos por acusaciones de corrupción.