De la mano del Museo Reina Sofía viajamos al París de los años de posguerra tras la Segunda Guerra Mundial: la muestra 'París pese a todo' expone el clima de libertad en el que crearon centenares de artistas de distintas nacionalidades y estilos y que convirtió a la capital francesa en el epicentro cultural europeo. Dos ejemplos Kandinsky y Picasso.
Así lo ha hecho saber el director del Museo, Manuel Borja-Villel, quien ha expresado que "en un momento en el que la deportación es un estado normal y Europa no sabe que hacer con los inmigrantes, ver como París se convirtió en la capital cultural de Europa a través de la inmigración dota a la muestra de una dimensión actual además de historiográfica".
La muestra recupera una destacada producción cultural a menudo olvidada conformando un cuestionamiento de la historia y de cómo "Nueva York robó la idea del arte moderno" dejando de lado a numerosos artistas que decidieron ir a Francia desarrollar su carrera.
Entre sus nombres figuran Pablo Picasso, Eduardo Arroyo, Pablo Palazuelo, Kandinsky, Eduardo Chillida, Claire Falkenstein, Victor Vsarely, Matta o Mohammed Khadda, entre otros, que "atarídos por su legendario historia bohemia" encontraron en París un aparente ambiente libre de prejuicios y de "comportamientos académicos tradicionales".