Este 1 de julio se abren las fronteras. Pero no para todos. Sólo para 15 países considerados seguros, entre ellos Canadá, Japón, Marruecos o China, a quien se le levanta el veto aunque sujeto a reciprocidad con los vuelos que viajen allí desde países de la Unión Europea. Se quedan fuera Estados Unidos, México o Brasil. El Gobierno español insiste en que no existe el riesgo cero.
Después de tres meses y medio, España vuelve a abrirse al mundo pero con prudencia. Podemos viajar a Australia o Canadá o ellos venir a Europa pero, por el momento, cerramos la puerta a turistas de 150 países y algunos tan significativos como EEUU, Méjico, Brasil o Rusia.
Una tragedia que no vengan los estadounidenses
“Para nosotros es una tragedia, una tragedia, dice el propietario de un restaurante situado enfrente de la Fontana de Trevi, en Roma. “No sé qué nos deparará el futuro, tememos el futuro”.
Y es que con esta semireapertura por razones sanitarias evidentes, sacrificamos los 7 millones de estadounidenses que, por ejemplo, visitaron el viejo continente el verano pasado. “Siempre vienen a Roma –dicen-. Si no vienen, todo se reducirá”.
Duro varapalo, porque Europa es receptora del 40% de los turistas internacionales, y dura negociación en Bruselas aunque el acuerdo de apertura de fronteras ha sido ratificado por los 27 países miembros de la UE.
Los viajeros apoyan los test aleatorios
Una de las principales entradas será el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Muchos de los viajeros ven con buenos ojos que se refuercen las medidas de control tal y como reclaman Ayuntamiento y Comunidad de Madrid.
Entre esas propuestas, está la del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, para realizar test aleatorios de coronavirus a los viajeros que lleguen a Barajas, además de exigir PCR negativo a los visitantes que procedan de zonas de riesgo para evitar que el aeropuerto de la capital sea una vía de entrada para el virus.
Almeida considera que la seguridad debe ser tanto objetiva como subjetiva para que la recuperación del turismo en Madrid se cimiente sobre la imagen de que la capital española es una ciudad segura. “No es lo mismo la posición de España que otros países de la Unión Europea; tendría lógica que pudiéramos adoptar aquí otras medidas”, ha señalado el regidor haciendo referencia a que España es receptor de turismo.