El Ayuntamiento de Madrid estudia ampliar su programa contra el alcoholismo de las personas sin hogar
Permite beber dosis controladas por horas y bajo supervisión médica
Se aplica en los centros de La Rosa y Puerta Abierta
REDACCIÓN LOCAL
María lleva un año durmiendo en la calle. No le gustan los albergues porque no puede entrar con su perro, tampoco está a gusto con algunos de los usuarios. “Van muchos alcohólicos y hay peleas”, dice. La calle no es el mejor lugar para superar una adicción. A veces no se sabe qué empezó antes y se convierte en un círculo vicioso.
Sonia Herrezuelo, responsable del área de adicciones de la Fundación Padre Garralda Horizontes Abiertos, explica que terminan relacionándose dentro de la red de consumo, que es muy marginal, y en un momento dado terminan en situación de calle. “En un momento dado, tocan fondo”, asegura. “Hasta entonces parece que no responden”, añade.
Cuando llega ese momento, el Ayuntamiento de Madrid trabaja con los que tienen una adicción más profunda. En las Salas de reducción del daño se les permite beber dosis controladas de alcohol, por horas y bajo supervisión médica. El programa se aplica actualmente en los centros municipales de atención a personas sin hogar 'La Rosa' y 'Puerta Abierta', con la posibilidad de que se extienda.
Inmaculada Sanz, portavoz del gobierno municipal, ha asegurado que se está evaluando su funcionamiento. “Veremos si hay que ampliarlo, modificarlo, pero es verdad que lo que nos trasladan desde el área de familias es que está funcionando bien y está teniendo resultados”, dice.
Lo fundamental es que den el paso de abandonar el consumo. Es entonces cuando los servicios sociales les derivan a otros servicios.
Pueden ingresar, por ejemplo, en instituciones como la Fundación Padre Garralda Horizontes Abiertos. Su centro de Las Tablas atiende a 100 personas con todo tipo de adicciones y muchas de ellas procedentes de situaciones de exclusión social.
Sonia Herrezuelo explica en qué consiste su tratamiento: “Hay dos posibilidades, que recuperen sus relaciones familiares y se reincorporen a su red normal y otra, que por su historial de consumo tienen asociadas patologías que les incapacitan para una vida normal y se quedan en programas de estancias prolongadas”.