Tras un año de pandemia las noches de Madrid han cambiado mucho. Cierres de establecimientos echados y calles casi desiertas. Quienes conocen bien este panorama son los taxistas. El toque de queda les ha dejado casi en blanco.
Alejandro apenas saca su taxi por la noche. No le renta. Lleva un año recorriendo las calles es testigo de como se han ido vaciando con la extensión del coronavirus y el aumento de las medidas de control y restricciones.
El paisaje ha cambiado mucho, sobre todo en el centro de la ciudad. A partir de las 23.00 horas, con el toque de queda, no hay prácticamente nadie. Camiones de la basura, policías o taxistas. Poco más en las calzadas y casi nada en las aceras.
El cierre de establecimientos, se lamenta Alejandro, les ha dejado a los taxistas sin algunos de los sitios a los que acudían de madrugada a reponer fuerzas. Ahora, a falta de bares, las gasolineras se han convertido en lugar donde poder comer y beber algo caliente. Mientras, esperan que las noches de Madrid vuelvan a ser lo que eran.