El espectacular incendio que destruyó este lunes la aguja y buena parte de la cubierta de la catedral de Notre Dame en París, no sólo puso en riesgo uno de los monumentos más emblemáticos de París, Patrimonio Mundial de la Unesco y símbolo de la capital francesa, sino buena parte de las reliquias que allí se veneraban.
Notre Dame no sólo tiene incalculable valor por el templo, sino también por lo que albergaba dentro.
El fuego ha destruido la aguja del templo que contenía reliquias de San Denis y San Genevieve, los santos patronos de París, así como prácticamente toda la cubierta de madera que muchos llamaban 'el bosque de Notre Dame' porque se emplearon de 13.000 robles en su construcción, que tuvo lugar entre 1163 y 1345.
En su sacristía se encontraban tres de las reliquias más importantes del cristianismo: la corona de espinas, que se ha salvado; un fragmento de la cruz del Calvario y uno de los clavos que fijaron a Cristo en ella, de los que no hay confirmación oficial de su estado.
Pero en la catedral había también joyas del arte como una Piedad del siglo XVIII, la túnica de lino del rey San Luis, del siglo XIII, el famoso órgano construido en 1868 o las conocidas gárgolas, que sí han logrado salvarse porque fueron retiradas de la catedral la semana pasada como parte de su proceso de restauración.
Años y años de historia del arte que, en algunos casos, se han perdido.