En 1928 un toro se escapó mientras lo trasladaban al matadero y sembró el pánico en el centro de Madrid
Foto: DOMINIO PÚBLICO |Vídeo: Telemadrid
Si raro es un día de San Fermín sin toros, como el de este año por culpa de la pandemia, más raro es ver la Gran Vía con toros, por lo menos uno, el que allá por el año 1928 recorrió a sus anchas la calle más castiza de Madrid.
Todo empezó en un traslado de reses al matadero, dos animales se escaparon, uno de ellos, una vaca, fue dominada fácilmente, pero el segundo, un toro bravo, era otra cuestión. El animal desbocado emprendió la huida y a su paso cundió el pánico desde el paseo de la Virgen del Puerto hasta la Gran Vía.
Los comercios echaron el cierre, la gente se puso a salvo como pudo. El torro corrió a sus anchas, dejando a su paso gritos, carreras y tres heridos. Pero quiso la suerte que por allí pasara un diestro, de nombre Diego Mazquiarán y apodo Fortuna, que a falta de capote echó mano de su abrigo para lidiar al astado.
Desde el Casino Militar, situado en las cercanías, le trajeron un sable al torero pero este dijo que eso no valía para semejantes lides y mandó a un muchacho a buscar su estoque. Ya preparado, realizó la faena.
Al torero le llamaban ' Fortuna' porque había salido ileso de un accidente de tren, y mucha fortuna tuvo también ese día en la Gran Vía, su faena se convirtió en la más famosa que jamás le vieron, y su nombre quedó para la posteridad. Los madrileños que asistían a la insólita corrida, le aclamaron como héroe al terminar, mientras sacaban los pañuelos blancos y pedían las dos orejas.
'Fortuna' fue llevado en hombros hasta un café en la calle de Alcalá y recibió por su gesta la cruz de Beneficiencia.