El 84% de los adolescentes usa el móvil para no aburrirse. Y el 16% confiesa que si estuviera dos días sin teléfono, no se aguantaría a sí mismo. Son algunas de las conclusiones del último estudio sobre el impacto de las pantallas en la vida familiar.
En la pandemia las pantallas están presentes en el ámbito laboral, educativo, médico, social, económico. En prácticamente todas las actividades. Su uso se ha incrementado y las normas se han flexibilizado. El móvil es el rey de los dispositivos y la mayoría abrumadora de los adolescentes dice que lo utiliza para no aburrirse.
Al 48% de los adolescentes las pantallas les sirven para evadirse de la realidad. Y al 40% les producen una montaña rusa de emociones. Las redes sociales son para el 65% de los padres una amenaza para la autoestima de los menores.Los padres siguen siendo el principal referente. El 78% de los adolescentes reconoce que hace caso a sus consejos, aunque piensen diferente.
Compartir tiempo de pantalla con los hijos genera comunicación. El buen uso de las pantallas permite el trabajo colaborativo y el aprendizaje continuo.