El Gobierno de Reino Unido ha rechazado la petición de la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, de celebrar un nuevo referéndum independentista, por considerar que "sería una distracción perjudicial". "Queremos que 2020 sea un año de oportunidad, crecimiento y unidad para Escocia, no de más división", ha afirmado.
Sturgeon ha solicitado formalmente este jueves la cesión de competencias para convocar esta nueva consulta. La líder escocesa alega que el escenario ha cambiado desde el referéndum de 2014, ya que en el plazo de poco más de un mes Reino Unido abandonará la Unión Europea.
En una nota que acompaña a la agenda legislativa del Gobierno de Boris Johnson, el Ejecutivo ha rechazado la propuesta de Sturgeon, entre otras razones porque ensombrecería el "resultado decisivo" de 2014, cuando una mayoría de los escoceses se pronunciaron en contra de la secesión. Entonces, "se prometió al pueblo de Escocia que sería una votación única en una generación", ha afirmado el Gobierno, que ha reiterado su promesa de invertir para favorecer el crecimiento económico y la creación de empleo también en territorio escocés. "Ser parte de Reino Unido supone casi 2.000 libras al año por persona en Escocia", ha esgrimido.
Asimismo, ha recordado que Escocia exporta el 60 por ciento de sus productos hacia Reino Unido, hasta el punto de que el volumen comercial interno "es casi cuatro veces más" al que existe con la Unión Europea.
Johnson ha aludido a la petición de Sturgeon en una comparecencia ante el Parlamento, foro desde el que ha instado al Partido Nacional Escocés (SNP) a cejar en sus intentos de romper el país para centrarse en cambio en la gobernanza de la ciudadanía. "Debería centrarse más en llevar a cabo las prioridades internas de la población de Escocia y menos en romper nuestro Reino Unido", ha reclamado Johnson al repasar ante los diputados algunas de las grandes líneas expuestas este jueves a través del discurso de la reina, Isabel II.