La cuestión hoy en España es que los dos grandes tribunales, el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional, ante un mismo dilema penal, han optado por caminos no sólo diferentes, sino casi opuestos. Garantista el Supremo, ha dado una semana más de libertad a Forcadell y los miembros de la mesa del Parlament. En cambio, la Audiencia Nacional, más estricta, ha dictado orden de prisión inmediata. Las dos se atienen a derecho. Pero marcan dos caminos muy diferentes.