La lupa vuelve a ponerse en los jóvenes. Sobre todo los que están entre los 25 y los 35 años.
Muchos cuando tuvieron edad para comenzar a trabajar, vieron como desataba la crisis de 2008 y ahora que empezábamos a remontar llega la pandemia. Dos crisis en la mochila para una generación que ya está empezando a tener consecuencias.
Un 40% de ellos está hoy en paro, un 83% vive todavía en casa de sus padres, y aunque trabajen, con los sueldos que ganan no pueden pagar el alquiler.
Por si fuera poco, son los que más notan la frustración: el último estudio del CSIC dice que los que tienen entre 18 y 29 años son, con diferencia, los que más califican su estado de ánimo como "malo o muy malo".