El Rastro de Madrid tiene ya más de 280 años. A mediados del siglo XVIII un grupo de comerciantes, de manera casi clandestina, ocupó la Cuesta de Ribera de Curtidores para vender sus baratillos a los vecinos de la villa. Hoy la asociación de comerciantes repasa su historia con fotografías recogidas en el libro "El Rastro sempiterno".
Un libro que recoge imágenes correspondientes a más de un tercio de su historia.
Antigüedades, animales vivos, alimentos y piezas de recambio de motores.... todo un submundo de segunda mano elegía este barrio de Embajadores para aplicar la tan castiza palabra del trapicheo.
Los dos términos más buscados en Google referidos a Madrid son el Prado y el Rastro. Los dos extremos de la fina cuerda que une el pasado y el presente de Madrid.