Israel continúa su ofensiva sobre Gaza por tercer día consecutivo tras el fin de la tregua. Hamás ha lanzado cohetes sobre Tel Aviv, hiriendo a cinco personas. EEUU aboga por que Gaza y Cisjordania terminen unificadas bajo la Autoridad Nacional Palestina, algo que el presidente israelí Benjamín Netanyahu descarta de plano.
Los niños, otra vez, han sido las principales víctimas de esta guerra cruel. Los muertos y heridos en el ataque de ayer sobre Jan Younis llegan al hospital Nasser, en el sur de la Franja, medio destruido por los bombardeos, y los médicos no tienen más remedio que atenderles en el suelo. Una mujer abraza llorando el cadáver de su pequeño, antes de enterrarlo junto al resto de los muertos, en el cementerio de Al-Aqsa.
En las últimas horas, la zona peor parada ha sido el barrio de Hamad, en las afueras de Jan Younis, intensamente bombardeado, tras lo que el Ejército de Israel inició una incursión terrestre, manteniendo furiosos enfrentamientos con los milicianos.
Las familias de los rehenes han recibido un duro golpe en las últimas horas. Hamás ha asegurado que no habrá más intercambio de prisioneros hasta que termine la guerra y todos los palestinos sean liberados.
La vicepresidenta estadounidense Kamala Harris aboga por que Gaza y Cisjordania sean unificadas bajo la Autoridad Nacional Palestina. Casi al tiempo, su aliado, Netanyahu, afirmaba que no permitirá que la ANP controle la Franja después de su Ejército elimine a Hamás.
Entre los miles de palestinos desplazados hay cientos de personas con discapacidades permanentes que convierten el camino en un infierno. Ekar Al Madon es paralítica y ciega “Mis hijos sufrieron mucho, dice, empujándome durante horas por una carretera de arena”.
En el sur del enclave se levanta un campamento diseñado para refugiar a 2.000 desplazados, y que ya ocupan unos 8.000. Uno de ellos es un anciano de 75 años, Nujtar Lúlu, enfermo de cáncer. “En octubre me permitieron ir a un hospital de Jerusalén, dice, pero aquí ya no puedo recibir tratamiento”.