Nuestra Señora de la Soledad Soledad y el Desamparo se ha encontrado con su hijo el Cristo Yacente en la Plaza de la Villa, acompañada por cientos de fieles emocionados al son de tambores.
Los costaleros inclinan el paso de Nuestra Señora de la Soledad y el Desamparo para hacer una venia de saludo al Cristo. Emoción, fervor y lágrimas entre los fieles que han asistido a este precioso momento.
Esta procesión, que data del siglo XVIII, es una de las más antiguas y emocionantes que se celebran en la capital española y de las más esperadas y devotas por el "encuentro" que se produce a mediados del recorrido entre la virgen y el Cristo.
Organizada por la Real e Ilustre Congregación de Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo, esta procesión ha puesto fin a las previstas para la semana santa madrileña, acompañada por un tiempo desapacible de frío y viento.
La imagen de la Virgen de La Soledad es una talla de Juan Pascual de Mena, del siglo XVIII, y el Cristo Yacente es también una talla, aunque más reciente, del siglo XX, procedente de los Talleres Olot.
En el cortejo de la virgen, los nazarenos han vestido capa, cíngulo y guantes blancos, y en el del Cristo túnica negra con capa y capirote rojo.
Este Domingo de Resurrección, Madrid despide su Semana Santa con la Tamborrada.