Los mayores de las residencias esperan como agua de mayo la vacuna contra el coronavirus.
Ellos serán los primeros en recibirla. la mayoría desean ponérsela y así estar con sus familiares sin miedo.
Algunos son reticentes: “No me fío porque esa vacuna no está experimentada todavía” dice Ana. La mayoría quiere vacunarse y volver a hacer las cosas cotidianas de antes: “Yo si me vacuno porque estoy harta de este trapo” dice en referencia a la mascarilla.
“Tengo mucha ansiedad de estar aquí metida” afirma otra.
La Navidad plantea un gran dilema: salir del centro y exponerse al contagio o quedarse en la residencia sin cenar con la familia.
“Me quedan otros años y lo he pasado de miedo porque ponen cenas especiales con sidra u langostinos” reconoce una de las residentes.
Lo que es seguro es que no les faltará una buena compañía.