Trabajadores del SER, que se encargan de velar por la movilidad y el aparcamiento, denuncian que tienen miedo.
La peor de las agresiones que denuncian se juzgara este martes por lo penal. Le propinaron tal paliza entre cuatro personas a este trabajador que le rompieron la nariz y varias costillas. Ha estado casi un año de baja.
Juan es un nombre figurado porque no quiere que se le reconozca por miedo después de la agresión que sufrió Pagó muy caro hacer su trabajo, denunciar a un vehículo mal aparcado.
Lo que más les indigna es aunque trabajan por encargo del Ayuntamiento, ni el Consistorio ni la empresa se presentan como acusación y les abandonan ante los agresores. Denuncian de media 200 agresiones al año. Y ellos son los que más sufren las restricciones de movilidad aprobadas por el ayuntamiento.
Piden trabajar en pareja o ser considerados figuras de autoridad para que agredirles no le salga barato a los agresores.