La muerte en soledad, el aislamiento social, y la soledad no deseada, constituyen una nueva pandemia silenciosa del primer mundo, que afecta a una de cada cuatro personas en países industrializados. El envejecimiento de la población, los nuevos modelos de familia y los cambios en los valores que ha experimentado la sociedad han contribuido a ello.
Las relaciones sociales son esenciales para la salud y el bienestar humanos a lo largo de la vida. Esta necesidad fundamental, se ha vuelto repentinamente más explícita, a medida que las sociedades imponen regulaciones de distanciamiento físico" en respuesta a la pandemia de COVID-19.
En este contexto, es posible apreciar más profundamente las consecuencias de la soledad y el aislamiento social, que son experiencias perdurables para muchas personas, y contribuyentes poco reconocidos en la salud pública. Con la aparición de COVID-19, es probable que el aislamiento social forzado, esté exacerbando lo que ya es un problema importante en nuestra sociedad.
Las consecuencias adversas del aislamiento social inciden especialmente en las personas mayores. En particular, la alteración de los ecosistemas habituales de apoyo y cuidado, puede aumentar la fragilidad de las mismas y provocar eventos adversos que querríamos evitar.
El desarrollo de los recursos dirigidos a la protección de los derechos y la calidad de vida de las personas mayores, ha dado como resultado que cada vez exista una mayor conciencia social hacia las necesidades de este colectivo.
En los últimos años, se ha producido una proliferación importante de trabajos, investigaciones y documentos sobre la soledad de las personas mayores, así como multitud de iniciativas de intervención en la misma, lo que indica el interés y la sensibilidad que, las administraciones, sociedades científicas y colectivos de mayores, están prestando a este tema.
De hecho, se ha constatado que una de las preocupaciones de las personas mayores, junto con la salud y la satisfacción de sus necesidades económicas, es la situación de soledad no deseada.
Conocer la importancia de este fenómeno, es necesario para su abordaje, y para poder avanzar hacia un modelo social más justo y conveniente al bienestar de las personas mayores.