Según el ministerio de Sanidad de Gaza, el número de muertos en la Franja desde que comenzó la ofensiva israelí, consecuencia del ataque terrorista a civiles israelíes, se eleva a 32.226. Un portavoz de Hamás asegura que uno de los rehenes ha muerto por falta de medicinas y alimentos.
Mientras, continúa el asedio sobre los hospitales donde Hamás establece sus centros de operaciones.
En las últimas horas, 84 palestinos han perdido la vida en el enclave, y 23 han resultado heridos. 19 han fallecido en un ataque contra un grupo de personas que esperaban la llegada de un convoy humanitario.
Un portavoz del brazo armado de Hamás, las brigadas Al Quassam, ha afirmado que un rehén, Yehiv Buchafat, de 34 años, ha muerto por falta de alimentos y medicinas. Su caso se une al del capitán Daniel Pérez, muerto el mismo siete de octubre, el día de los ataques, cuyo cuerpo ha sido devuelto a su familia, que le ha enterrado hoy.
Fuentes palestinas confirman que las negociaciones para una tregua vuelven a estar estancadas, en especial por las grandes diferencias de las partes respecto al intercambio de secuestrados por prisioneros. La mitad de los gazatíes se enfrenta ya a una falta extrema de alimentos, mientras cientos de camiones con ayuda humanitaria, el 70% comida, están parados a las puertas de la Franja esperando la autorización de Israel para entrar.
Ayer, en Rafah, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha asegurado que estamos ante un “ultraje moral”. Familias enteras llegan al paso fronterizo de Rafah espetando poder pasar en Egipto. Es el caso de los Barákat. Sus intentos se han encontrado con muchos obstáculos. “Intentamos, dice Nour Barákat, huir en busca de una vida mejor, que se parezca a la vida normal y digna que vivíamos antes”.