Son muy pocas las residencias de mayores que ofertan plazas temporales solo para el verano y sus precios no son precisamente baratos, por lo que hay ancianos que no tienen, literalmente, lugar para vivir.
En vacaciones, por ejemplo, las familias tienen que quedarse con los abuelos. Este es el caso de Vicente, de 95 años, que tiene una discapacidad del 85% y que no está para ningún tipo de viaje.
Vicente cuenta con una amiga de la familia que le atiende cuando ellos no pueden, pero al llegar las vacaciones su cuidadora también descansa y hay que hacer encaje de bolillos para poder irse de vacaciones sin desatenderle.
Según la Sociedad Española de Geriatría casi dos millones de ancianos viven solos en nuestro país.