Ganó fama como la bebida más refrescante de Madrid. Y se extendió como la espuma.
Ahora, el negocio de la horchata desaparece. Sólo queda un kiosko en la calle Narváez número 8.
Miguel y José venden horchata y agua de cebada desde hace 76 años.
"Antes llegaron a abrir unos 200 kioskos como el nuestro, pero ahora solo quedamos nosotros" aseguran.
Sus bisabuelos Francisco y Francisca iniciaron el negocio en 1910.
"Le conozco desde que nació"
"Somos habituales y venimos desde que éramos pequeños" nos cuenta un cliente.
"Le conozco desde que nació" reconoce otra clienta.
"Llevo muchos años y siempre que venimos por la zona nos acercamos" confiesa otro de los que se acercan a por una deliciosa horchata madrileña.
Sus clientes son fieles porque llevan toda la vida refrescándose en este kiosko. Los primeros kioskos se instalaron en Madrid en 1710.