La sorprendente villa romana con 'aire gallego' de Carabaña
Es una finca de casi 5.000 metros cuadrados
REDACCIÓN
Tiene termas, columnas dóricas, pozo, bodega... Por no hablar de sus dos alas: ala este y ala oeste, con diez dormitorios y cho baños en total. Su propietario, Alberto, nos abre las puertas de su particular villa romana, en pleno municipio de Carabaña. Es una finca que ha construido poco a poco a lo largo de quince años y que cuenta con casi 5.000 metros cuadrados de superficie (1.500 metros cuadrados útiles).
Un coleccionista de antigüedades
Alberto, gallego de origen, es un amante de los artículos rústicos y le encanta rescatar antigüedades para su villa. Nada más abrir la puerta de su mansión, nos encontramos con una enorme explanada con un río con su puente y sus peces de colores, columnas romanas, un pozo, un hórreo y hasta una noria. "Pero el agua del río no es del famoso agua de Carabaña", nos explica Alberto, "Esas son medicinales, para ir al baño... ¡y funcionan!".
El agua del río sale del pozo que construyó el abuelo de Alberto a los 84 años y la noria del río es una antigüedad de más de 150 años.
También tiene un fantástico porche para protegerse del sol en verano, con una silla-trono que es en realidad el tronco de un pino, que un carpintero talló para él con una motosierra. Desde allí, desde el porche, se puede ver una enorme piscina de 180 metros cúbicos con sus calles olímpicas y una ducha que es una enorme piedra de granito traída de Galicia.
Pero si el exterior es sorprendente, el interior también lo es. La vivienda se distribuye en dos alas: ala este y ala oeste. Entre las dos, tienen diez habitaciones, ocho baños, varias cocinas, comedores, una bodega... ¡y hasta una terma romana!
El ebanista del papa Juan Pablo II hizo su bodega
El dormitorio principal tiene una enorme cama de matrimonio y una terraza desde donde se puede ver toda la villa y hasta coger un níspero del árbol, cuyas ramas llegan hasta allí mismo.
La casa es tan grande, que la familia se comunica por teléfono. La ducha es como una de hidromasaje pero en versión "rústica", con tres tubos que expulsan el agua de forma diferente.
La barandilla de una de las escaleras es la cadena de amarre de un barco. "Aquí todo es original", nos dice Alberto.
Y una de las joyas de su finca está junto a una estancia llamada 'El bodegón', un amplio comedor con cocina de hierro y una enorme chimenea, que tiene una puerta de bajada a la bodega. "Lo espectacular de aquí es el techo de madera, porque estos techos ya casi no se hacen", comenta Alberto. Al bajar a la bodega, Alberto nos desvela un secreto, que fue tallada por el ebanista del papa Juan Pablo II y que solo usó tres herramientas para hacer su trabajo.
Una terma romana
Por supuesto, no puede haber 'villa romana' sin su terma, y Alberto tiene una, con una enorme piedra traída desde Egipto. La terma tiene spa, jacuzzi con sauna finlandesa, baño turco y cascada de hidroterapia.
Por cierto, que esta villa romana se alquila: 1.700 euros ... y se vende por casi 2 millones de euros.