Los forenses determinan la trayectoria de las balas, y eso puede ser clave para resolver un crimen. Enrique Dorado, jefe antropólogo del Instituto Anatómico Forense de Madrid, ha asistido al programa para explicar cómo averiguan este tipo de datos a través del estudio de los huesos.
Los datos que se pueden obtener son aquellos que pueden interesar al juez, según afirma Dorado: “Son fundamentalmente aquellos relativos a la identidad, los relativos al tiempo que ha pasado tras la muerte, y aquellos que nos hablen de la causa de la muerte y las circunstancias en las que se ha producido”.
En el caso de una muerte por disparo, los forenses pueden averiguar en qué posición ha entrado el proyectil. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es un hecho dinámico: una persona cuando dispara puede moverse, igual que la persona que recibe el disparo. Lo que pueden saber es la trayectoria con la que entra y con la que sale. El cráneo es un lugar privilegiado para estudiar este tipo de lesiones, ya que son mucho más precisas.