Adictos a la tecnología: "Todo lo que hacía era consumir una pantalla"
Alberto se enganchó a las redes sociales y ha acudió al servicio de Proyecto Hombre para tratarse
"A medida que usaba más las redes sociales aparecieron el estrés, la falta de atención, los ataques de ansiedad, la falta de autoestima... Me sentía abrumado"
DGG
Alberto -usa nombre ficticio para preservar su identidad- fue consciente de su enganche a las redes sociales en septiembre del pasado año, cuando acudió al servicio de tratamiento por uso inadecuado de pantallas de Proyecto Hombre.
Probablemente fue mucho antes cuando el móvil ‘secuestró’ su vida, “cuando nació Tuenti”, asegura Alberto. Todo empezó de una forma gradual… pero entonces era diferente. Con la evolución de internet, ahora hay sobreinformación, explica.
Las redes sociales empezaron a afectar a mi vida emocional, continúa diciendo, ¡No somos conscientes del daño emocional que nos están causando!. Es triste pensar que cuando te mueras recordarás que has pasado el 50% de tu vida viendo una pantalla, asegura.
De hecho, todo surge de forma inconsciente, cuenta Alberto. Te aburres, coges el teléfono; te vas a la cama, miras el teléfono… Es un mecanismo tan sencillo que, cuando te das cuenta no puedes parar, como ocurre ahora con TikTok, asegura.
Los síntomas pronto son evidentes. A medida que usaba más las redes sociales aparecieron el estrés, la falta de atención... Me empezaron a dar ataques de ansiedad. Me sentía abrumado; todo lo que hacía era consumir una pantalla, confiesa.
Eso te pasa factura, te genera dependencia, después estrés, incluso falta de autoestima, algo que todavía estoy tratando de resolver, dice Alberto.
La sobreexposición a los contenidos es clave para entender un problema que Alberto conoce de primera mano, por su propia experiencia personal y también profesionalmente, ya que trabaja en una empresa de tecnología.
"Necesitamos hacer reset"
"No sabemos filtrar la información que nos llega… Necesitamos hacer reset", para buscar el equilibrio y marcar la frontera entre la vida real y la vida virtual. “Lo que ocurre dentro es mentira; dar un beso a tu pareja o a tu madre es la realidad y está fuera”, sostiene.
Alberto hizo su propio “reset” durante un mes. “Me ayudó a reconocer qué herramientas iban a aportar algo a mi vida”. Al fin y al cabo, la tecnología son instrumentos a los que tenemos que dar un uso coherente, añade. “Yo he aprendido a filtrar“.
Precisamente la tecnología puede ser un aliado clave para aprender a cribar lo verdaderamente importante en un mundo de constante aprendizaje, a encontrar las herramientas útiles para cada uno de nosotros. “Los chatbots como ChatGPT te quitan muchos quebraderos de cabeza”, asegura Alberto.