La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 16 años de cárcel al hombre acusado de matar a un conocido en Cercedilla en 2021, por un delito de asesinato con alevosía y sin eximentes por el estado mental del acusado, como pedía su defensa y ya descartó el jurado popular que le enjuició.
En la sentencia, a la que ha tenido acceso EFE, la Sección Primera de la audiencia madrileña le condena a esa pena de cárcel y a pagar un total de 180.000 euros a los familiares del fallecido.
La sentencia recoge el veredicto del jurado, que el pasado 13 de mayo declaró culpable a Geovanny A.V.F. de un delito de asesinato al considerar que mató a Mariano R.H. con alevosía, sin que la víctima pudiera defenderse, y sin que concurran circunstancias atenuantes o eximentes, como sostenían inicialmente la Fiscalía y la defensa del acusado.
La Fiscalía solicitaba al inicio del juicio 11 años de cárcel por homicidio, con la atenuante de alteración psíquica, pero tras conocer el veredicto elevó su petición de pena a 16 años por asesinato, sin atenuantes.
Por su parte el acusado negó en el juicio que quisiera matar a la víctima, y aseguró que solo le pegó con una porra extensible porque se sintió acorralado, y su letrado defendió su absolución.
Ahora la sentencia considera probado que el 25 de noviembre de 2021 sobre las seis de la tarde el acusado se trasladó en moto a la calle Emilio Serrano de Cercedilla, cerca de la estación de tren, y al observar que salían de un bar la víctima, con quien tenía una enemistad, y otro hombre, increpó a ambos.
"Cuando se acercaron a él para saber que quería, y portando el casco de moto en todo momento, Geovanny sacó de la cintura una defensa extensible de color negro de la que, desenroscando la parte trasera, salió un puñal de unos 14 centímetros de hoja, con el que se dirigió hacia ellos diciendo 'mamahuevos os vais a enterar' o 'mamahuevos de esta no pasa'", añade.
Ambos intentaron zafarse, Mariano se giró y entonces el acusado le clavó el puñal en el pecho a la altura del corazón, "con la intención de acabar con su vida o asumiendo esa posibilidad".
Añade la sentencia que Geovanny lanzó la cuchillada "de forma sorpresiva e inesperada, apareciendo el acusado en un lugar y tiempo que no se le esperaba, y sacando súbitamente el arma que llevaba escondida en la cintura, sin dar opción a la víctima para que pudiera defenderse, con intención de asegurar el resultado mortal y sin riesgo para el agresor".