El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata interrogará hoy como testigos a Julián Angel Peribáñez Rius y Antonio Tamarit Febrero, los dos exdetectives de Método 3 identificados por el director de esta agencia, Francisco Marco, como los empleados que, en connivencia con policías, 'hackearon' su ordenador para robarle información que luego incluyeron en la causa que investiga el patrimonio del clan Pujol.
El magistrado cerrará con estas dos declaraciones la ronda que abrió el ex Director Adjunto Operativo (DAO) Eugenio Pino y el que fue su subordinado en la Unidad de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas en la pieza en la que trata de dilucidar la procedencia de la información contenida en un dispositivo informático y que sustentó uno de los informes sobre las actividades del hijo mayor de los Pujol.
Ambos mandos policiales ofrecieron versiones contradictorias respecto a estas pruebas parte de las cuales figura copiada en un pendrive aportado recientemente por un agente que lo localizó "ordenando cajones".
Tanto Pino como Martín Blas se refirieron durante sus comparecencias a los detectives de Método 3. Mientras el ex DAO admitió que autorizó a su subordinado a que potenciara una colaboración entre el cuerpo y Método 3, una empresa de la que tuvieron noticia por primera vez cuando seguían la pista a funcionarios del Cuerpo sospechosos de irregularidades y al que se investigaba desde la unidad de Martín Blas.
En cuanto a los detectives con los que solía tratar Martín Blas, el ex DAO dijo desconocer sus identidades aunque sí recordó el nombre de uno de los antiguos empleados de Método 3, Antonio Tamarit Febrero, porque, según dijo, "le recordaba al de un mago".
Por su parte, el antiguo responsable de Asuntos Internos se desvinculó de la agencia de detectives y aseguró que su única relación con ésta se remonta a un registro de una sede de Método 3 en Madrid. Precisó además que investigó a la empresa y contactó con algunos de sus integrantes siguiendo la pista de dos policías que trabajaban allí de forma fraudulenta.
Las diferentes versiones policiales han llevado al magistrado de la Audiencia Nacional a abrir una pieza separada e interrogar a ambos. Pino se desvinculó del 'pendrive' y responsabilizó a su colaborador, algo que este segundo niega.
Estos dos antiguos colaboradores, enfrentados en la conocida como 'guerra de comisarios', han mantenido ante el juez su disparidad de criterio sobre la obtención y custodia de estas pruebas que, según el testimonio de otros policías, fue originariamente guardada en un disco duro de Eugenio Pino que terminó siendo destruido.