El Papa ha arremetido contra las ideologías que "destruyen" la familia y ha constatado que no se puede esperar a que sea "perfecta", en una audiencia con la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia.
"Cuidado con las ideologías: la familia no es una ideología, es una realidad. Cuando las ideologías vienen a delinear la familia, lo destruyen todo. La familia está formada por un hombre y una mujer que se aman y crean. Para entender a la familia, hay que ir siempre a lo concreto: las ideologías arruinan, se mezclan y hacen un camino de destrucción", ha dicho el pontífice en su discurso.
Francisco ha asegurado que la "calidad del matrimonio y de la familia" depende en realidad de "la calidad del amor" de la persona individual y los vínculos de la propia comunidad. Así, ha instado a la Iglesia a "retomar el hilo de la irradiación de todos los componentes del amor familiar --no sólo el de la pareja-- y para toda la sociedad".
Asimismo, ha asegurado que es "responsabilidad tanto del Estado como de la Iglesia" escuchar a las familias, con vistas a una "proximidad amorosa, solidaria y eficaz". Por ello, ha instado a apoyarlas en el trabajo "que ya hacen por todos", alentando su "vocación por un mundo más humano, es decir, más solidario y más fraterno". "Hay que salvaguardar la familia, pero no aprisionarla: hacerla crecer como debe crecer", ha apostillado.
Del mismo modo, ha instado a "esperar a que la familia sea perfecta, para cuidar su vocación y alentar su misión". "El matrimonio y la familia siempre tendrán imperfecciones, de lo contrario estaríamos en el cielo", ha explicado ligado a esta idea.
Por otro lado, el pontífice ha advertido de que la sociedad está "llena de grietas" y ha subrayado que "depende de la alegría redescubierta de la aventura familiar inspirada por Dios".
En su discurso ha hecho presente el consejo que siempre da a los matrimonios jóvenes: "Si queréis discutir, haced lo que queráis, pero lo esencial es hacer las paces antes de que se acabe el día. De lo contrario, la guerra fría del día siguiente es peligrosa".
Al final de su discurso, Francisco ha improvisado para recordar a un matrimonio anciano que conoció en la plaza de San Pedro: "Cuando estaba saludando en la plaza antes de la pandemia, vino una pareja, parecían jóvenes: 60 años de matrimonio. Ella con 18 años, él con 20...'¿No te aburres después de tantos años? ¿Estás bien? Se miraron, se fueron y volvieron. Gritaron: "Nos amamos". Después de 60 años, esta es la más bella teología sobre la familia que he visto'".