Juicio del Alvia: el maquinista se desmorona al recordar el día del accidente
Garzón ha respondido solamente a preguntas de su abogado, Manuel Prieto, pero también ha intercambiado palabras con la jueza al solicitarle algunas aclaraciones sobre su relato
AGENCIAS
El maquinista Francisco José Garzón Amo se ha desmoronado en la segunda sesión del juicio por el accidente de un Alvia el 24 de julio de 2013 en Santiago al recordar el día del descarrilamiento que costó la vida a 80 personas y causó lesiones a cerca de centenar y medio.
A Garzón Amo le saltaron las lágrimas cuando su letrado, Manuel Prieto, fue directamente al siniestro y a su situación dentro de la cabina, donde se quedó encajonado, lesionado, imposibilitado para salir y sin opción siquiera a romper la ventanilla. "Perdón, perdón, perdón", exclamó emocionado el conductor de aquel tren.
La jueza presidenta de la sala, María Elena Fernández Currás, le pidió que se tranquilizase. Cuando esto ocurrió eran las 09:50 de la mañana y la sesión llevaba menos de diez minutos escasos.
Las primeras preguntas de Manuel Prieto a su defendido fueron acerca de su preparación. Garzón Amo contestó que estaba formado en la vía dos de la línea Santiago-Ourense, pero no en la uno, que es donde se produjo el siniestro.
El del Alvia será un juicio largo que estará centrado en la responsabilidad de Garzón Amo, que encaró la curva de A Grandeira a más del doble de la velocidad permitida (191 km/h frente a 80), y la del exresponsable de la seguridad en la circulación de Adif, Andrés Cortabitarte, en su caso por eventuales problemas que pudiesen haber afectado a la seguridad de la instalación, al no contemplar un frenado técnico. A Garzón y Cortabitarte se les imputan, respectivamente, ocho decenas de fallecimientos por imprudencia grave profesional, 145 de lesiones por el mismo motivo y un delito de daños, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
Su paso por calabozos
El maquinista del Alvia ha relatado ante la jueza Elena Fernández Currás cómo vivió el accidente del 24 de julio de 2013 en el barrio compostelano de Angrois, su ingreso en el hospital y su paso por el calabozo. "Es criminal que me saquen del hospital con tres costillas rotas. Y me habían puesto un tubo para quitarme la sangre en la pleura", ha dicho, al referirse a su alta y posterior apresamiento, para explicar que "de ninguna forma" estaba en condiciones de prestar declaración.
Garzón ha respondido solamente a preguntas de su abogado, Manuel Prieto, pero también ha intercambiado palabras con la jueza al solicitarle algunas aclaraciones sobre su relato. El letrado ha conducido el interrogatorio sobre su vida profesional en Renfe desde que ingresó en el año 1982 --obtuvo el título de maquinista en abril de 2013-- y hasta el día del accidente. El primer momento en el que se le ha roto la voz ha sido para hablar de los primeros segundos tras el descarrilamiento del Alvia en la curva de A Grandeira.
"Lo primero era atender a los viajeros y socorrerlos", ha dicho, de manera entrecortada, después de que fuese su abogado quien contó cómo, con el accidente, se quedó atrapado entre los hierros de la locomotora y se puso en contacto con el puesto de mando de Renfe en Atocha (Madrid).
Al preguntarle su abogado sobre su conducción al hospital de Santiago, ha habido una primera pausa en su declaración en la que ha pedido "perdón" hasta tres veces. En ese momento, la jueza ha intervenido por primera vez para pedirle que estuviese "tranquilo", a lo que el maquinista ha respondido: "Ya, pero es imposible".
Tal y como ha relatado su abogado defensor, las lesiones sufridas en el accidente no le permitían "tumbarse". Pese a ello, el 27 de julio --tres días después del accidente-- recibió el alta y fue conducido al calabozo, donde se sentó "en el suelo" porque solo tenía "un catre", según ha contado Prieto. "Solicité una silla y me la negaron", ha confirmado Garzón.
El maquinista y el letrado también han deslizado que su alta hospitalaria y su detención guardaba relación con la rueda de prensa que dio al día siguiente --28 de julio-- el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Sin embargo, la jueza ha matizado que "el ministro no detiene a nadie" y que si había sido llevado a calabozo era "por órdenes del juez instructor".
En ese momento, Garzón ha tachado de "criminal" que saliese del hospital "con tres costillas rotas" y la jueza le ha advertido que ese no era "el objetivo del juicio". "Si usted tiene alguna queja de los servicios médicos que le dieron el alta puede presentar una queja en el foro (pertinente)", ha añadido. Fernández Curras también le ha advertido de que estaba "dejando en mal lugar a los médicos", algo que el maquinista se ha apresurado a negar: "No, no. Si se ha entendido eso, pido perdón a los médicos".