Hay falsificaciones de ropa, de bolsos, de perfumes, y también de alimentos. Con el aceite de oliva en máximos históricos, el litro de virgen extra cuesta cuatro veces más que el girasol, una diferencia que despierta el interés de los piratas alimentarios que mezclan o sustituyen oliva por otros aceites de menor valor y calidad.
Pedro Barato, presidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva, asegura que “son personas ajenas al sector” las que cometen estos delitos, pero restan credibilidad a los sectores afectados. De entre los productos más falsificados son los pescados, especias, vinos y carnes de ibérico y vacuno.
Por ejemplo, sustituir el orégano con hojas de olivo trituradas, extracto de gardeniaen lugar de azafrán, vaca en vez de buey o vinos cuyo origen no corresponde con su denominación, son algunas de las estafas más comunes. Algunos productos son más difíciles de distinguir que otros, por ejemplo, para detectar la mezcla de aceite virgen y virgen extra habría que determinarlo en un laboratorio.
Según Ucoma Seprona, en 2022 se registraron 39 delitos esclarecidos sobre seguridad agroalimentaria y hubo 104 detenidos, convirtiendo a España en el país europeo con más fraudes agroalimentarios, o al menos los más detectados.Ileana Izverniceanu, de OCU, explica que “es una práctica antigua, pero se incrementa en crisis económicas”, ya que, asegura, “es un negocio muy lucrativo”.
Pero además de obtener un producto de peor calidad, al no respetar el contenido del etiquetado, también pueden saltarse la normativa de seguridad alimentaria, pudiendo tener consecuencias negativas para la salud o, en la misma medida, contener alérgenos de los que no se informa.