Desde la crisis de 2008, el sector bancario español ha experimentado una transformación que ha supuesto el cierre de más de la mitad de sus oficinas y la marcha de más de un tercio de los empleados, mientras crece el uso de tarjetas y menos gente acude a retirar efectivo.
Así lo demuestran los datos oficiales recogidos por el Banco de España entre 2007 y 2021, que reflejan cambios significativos en el sector bancario nacional.
Según la Asociación Española de Banca (AEB), el punto de inflexión fue la crisis inmobiliaria de 2008. Estiman que el cierre de sucursales bancarias es un fenómeno común en la Unión Europea ya que, en general, la plantilla se ha reducido en un 30% y el número de oficinas en un 40%.
El sector bancario en 2007 empleaba a más de 277.000 personas en España, pero en 2020 no llegaban a los 179.000 trabajadores.
En las zonas rurales y pueblos pequeños, "hay personas que tienen que desplazarse entre 12 y 15 kilómetros" para acudir a una sucursal, advierte el portavoz de la OCU, Enrique García. “Las tecnologías deben ser inclusivas y hay que hacer educación financiera”.
La situación es negativa para todas las personas que necesitan asesoramiento y ayuda para realizar trámites en los bancos, especialmente nuestros mayores. Siguen exigiendo mejoras en la atención y un trato “más humano y personalizado”.
"El problema es que se han cerrado muchas sucursales y en las que están la mejoría es insuficiente para los usuarios de la banca", denuncia Marcelo Cornellá, de la Asociación de Mayores de Fuenlabrada.