Los hechos se remontan al pasado verano cuando Vicente Moreda, de 87 años, recibió cuando se encontraba en Cartagena (Murcia) una llamada de la comunidad de vecinos de la calle Atocha 112 de la capital alertando de que una chica y un cerrajero habían entrado en su casa.
Resultó ser su nieta, de 19 años, y una amiga.
Adelina, su madre, contó entonces que su hija estuvo ingresada en un centro de menores. Tras dejar el centro, la niña se fue con su padre hasta que cumplió la mayoría de edad. Una fuerte discusión provocó que se fuera de casa.
La madre interpuso una denuncia ante los juzgados ordinarios de Plaza de Castilla por allanamiento de morada y solicitó la medida cautelar de desalojo. Pero en julio, la juez archivó el caso al "no resultar acreditada "la perpetración de infracción penal".
El abogado de la familia, de la empresa Desokupa, recurrió el auto y se adhirió el fiscal solicitando que se revocará el archivo. El recurso fue estimado parcialmente por la juez y se reabrió la causa solo por usurpación al considerar que al estar fuera el abuelo dos meses no estaba acreditado que siguiera viviendo en esta vivienda.