Junto a la Ribera de Curtidores, en pleno barrio de la Latina, nos encontramos con un mercadillo lleno de historia, objetos curiosos y anédotas. El Rastro madrileño se viste, cada domingo y festivo, con sus mejores galas para recibir a los miles de madrileños y turistas que visitan este templo, algunos para conseguir ese objeto imposible de econtrar en cualquier tienda convencional y otros, símplemente, para pasear sus calles repletas y de gente y, de paso, acompañarlo con el típico aperitivo antes de comer. Toda una tradición en Madrid.