José Ramón Pin Arboledas es ahora economista profesor del IESE, pero el 23 de febrero de 1981, era diputado de UCD por la circunscripción de Valencia y estaba sentado en la tercera fila del Congreso. El día del golpe de Estado del 23 F “se me ve perfectamente en el vídeo”, le dice a Juan Pablo Colmenarejo en Buenos Días Madrid.
Relata que “cuando entra Tejero me levanto a mirar lo que hay. Y vi a unos señores y pensé que eran terroristas. Cuando empezaron a disparar, tenía al lado a Gabriel Cisneros, que me empujó hacia abajo y me dijo: ¡oye, agáchate que yo sé lo que duele un tiro! Luego cuando me senté, pensé en Méjico o Francia que era el lugar donde iban los diputados que acaban exiliados.”.
“Después ya empezaron a verse las cosas con más normalidad, cuando Fernando Abril sacó una radio y nos enteramos de todo. Y las cosas sucedieron tranquilamente hasta la mañana. Que hubo un momento de peligro. Cuando en un momento intentan darnos de desayunar y la gente lo que quería era irse porque ya sabíamos que el golpe había fracasado.
"Entonces se levantó Íñigo Cavero, que era ministro se abrió la chaquea y dijo: ¡si quiere, péguenme un tiro! Fue el único momento de crispación total. Porque yo en un momento dado me levanté y le dije a un teniente, ¿usted no sabe que no se pueden obedecer órdenes contra la Constitución?', me miró con cara despectiva y me dijo: 'Ande siéntese".
Pin Arboledas recuerda que los militares aparecieron unos con gorra de Guardia Civiles, otros con la boina del Ejército. “Daba la impresión que eran un desbarajuste. Como el ejército de Pancho Villa”. Añade que “supimos del mensaje del Rey dentro y supimos del fracaso del golpe. Quien no lo sabía era mi mujer que estaba en Valencia”.
Los hechos están claros, “sabemos lo que pasó en términos generales, pero los entresijos no, y son complicados. Cuando vi a Tejero, Cisneros exclamó, ¡Galaxia, Galaxia! Y yo me acordé de que se intervino una conversación en la cafetería Galaxia a unos generales, en los que hablaban ya de un golpe de estado. Eso ocurrió meses antes”.
Pin Arboledas cree que el golpe no salió adelante porque los conspiradores no tenían un objetivo común. “Precisamente fue esa descoordinación una de las razones, junto con la intervención del rey y que los españoles no estaban por ese cambio. Pero lo fundamental es que el pueblo estaba por la democracia y era imposible ir contra el pueblo”.