Alfonso Luis Aranda, tenía 26 años el 23-F y narra como vivió el intento de golpe de Estado. Según ha explicado a Telemadrid, estaba haciendo el servicio militar en Madrid, en El Pardo, y fue llevado al Congreso de los Diputados.
Recuerda como si fuera ayer lo ocurrido ese día. "Yo estaba en el cine, en el momento en el que se produjo y al volver de casa, ya vestido en el Metro una persona, me dijo que si estábamos acuartelados por el golpe de Estado, y fue la primera vez que oí hablar del asunto. Ahí hubo unos momentos de incertidumbre. Cuando llegué al cuartel, a las 9 de la noche, nos dieron unas instrucciones confusas sobre la situación y nos dijeron que esperáramos nuevas órdenes", comenta.
Después, según su relato, "sobre las 10 y media de la noche nos dicen que tenemos que salir, nos dieron armas y nos montamos en unos Land Rovers a un destino desconocido. Nosotros estábamos al tanto, de lo que estaba ocurriendo porque llevábamos algún transistor. Llegamos junto al Palace y unos GEOs nos trajeron unos bocadillos y entramos en el Congreso, donde un general nos dijo que estábamos ahí para prestar ayuda a la Guardia Civil y que nos podíamos mover por todos los pasillos", añade.
Vieron a todos los diputados como si estuvieran en una clase, levantando la mano para ir al servicio mientras ellos estaban a su aire, él se metió por los sótanos, y por los diferentes pisos de arriba. Según explica "oyó a José María García decir por la radio que la policía militar había tomado la quinta planta porque vio cascos blancos, y García les vio por una ventana", asegura.
También oyeron el discurso del Rey y "cómo la cosa empezaba a variar y cómo los guardias civiles salían por las ventanas y estaba a punto de llegar el final. También recuerdo a Tejero despidiéndose de sus subordinados y cómo ellos fueron los últimos en salir".
Su formación era bastante amplia y era consciente del cuartel en el que estaba, allí no estaban obligados a saludar a los mandos como en el resto de cuarteles. En ese lugar estaba también el servicio de inteligencia que estaba por detrás del golpe “si o si dirigiendo el tema”, dice Alfonso. Pero podía haber algún accidente que trastocara todo. Hacía guardias "día sí y día también" y vio a los autobuses de la guardia civil días antes y eso le "extrañó bastante".