Enamorarse. Las mariposas en el estómago, querer compartir todo con alguien. Ortega y Gasset decía que “el amor es una imbecilidad transitoria”. Un estado de ánimo que nos cambia para bien o para mal. La gran incógnita que sigue presente entre los expertos por qué nos enamoramos, y sobre todo, porque surge con una persona y no con otra. La respuesta a esta última incógnita seria decir que se tienen cosas en común con otra persona, pero no siempre es así. A veces nos enamoramos de alguien que es totalmente opuesto a nosotros. Muchos se enamoran de personas tóxicas, que no nos hacen ningún bien, pero ahí seguimos, enamorados. Pero el amor no se elige, llega sin avisar incluso cuando ni siquiera lo queríamos.
Parece que la única manera razonable de entender el enamoramiento es como una adición. Y es que miramos continuamente el teléfono para ver si esa persona nos ha contestado, no paramos de pensar, nos ‘enganchamos’ a alguien. El amor actúa sobre nuestro cerebro del mismo modo que actúa una droga. Según la ciencia, el hallazgo de la media naranja tiene un pleno menos romántico e irracional de lo que se había creído tradicionalmente. En muchas investigaciones se ha puesto de manifiesto el papel que juegan varias partes del cerebro como el hipotálamo, la corteza prefrontal, la amígdala, etc.
En general, a un nivel más superficial, nos atrae lo más parecido en cuanto estilo de vida. Pero como hemos dicho, los polos opuestos se atraen, por lo que es posible que dos personas contrarias se complementen.
¿Y es para siempre?
Según los expertos, el amor dura entre uno y tres años biológicamente. Se supone que ese es el tiempo que tienes para sentar las bases de una relación. A pesar de relacionarnos con numerosas personas a lo largo de nuestra vida, solo con unas pocas se profundizará en una relación de pareja. Hablamos de la parte cultural, de lo que sentimos, la parte que hace que algunas relaciones duren “para siempre”.
Para muchos hoy en día la palabra “siempre” es complicada. El progreso y el ritmo vertiginoso de la sociedad han traído un cambio en el pensamiento, en los valores, etc. En la actualidad las redes sociales ha hecho más complicado que una relación dure para siempre, sobre todo entre los jóvenes. Y es que hay cosas que cuadraban hace 10 años que hoy ya no cuadran. Y eso no tiene por qué ser malo. Debemos de ser conscientes de que esa adicción a la que llamamos amor, puede acabarse.