2011. La selección femenina de Ghana se enfrenta a Guinea Ecuatorial antes del Mundial de ese verano. Al finalizar el partido, la capitana de Ghana denuncia a dos jugadoras de Guinea de ser hombres. "Solo es necesario tener contacto físico con ellos para saber que son hombres", señala una jugadora.
Otros combinados como Nigeria, Senegal o Francia se unieron a las protestas. Finalmente, Salimata y Bilguisa Simpore fueron apartadas de su selección.
A partir de ese momento, según narra la jugadora sueca Nilla Fischer en su biografía, la FIFA obligó a las jugadoras participantes del Mundial a someterse a un examen genital: "Nos dijeron que no debíamos afeitarnos allá abajo en los próximos días y que le mostráramos nuestros genitales al médico".
Con el fin de comprobar si eran mujeres. El examen lo realizó una fisioterapeuta. El médico estaba presente, pero de espaldas: "La forma en la que se hizo fue excesiva. Creo que fue por eso que ninguna de las jugadoras lo ha contado hasta ahora. Nos dimos cuenta de que solo se hablaría de eso. No fue nada agradable".
Un humillante test que afortunadamente quedó en el pasado. Este episodio no se ha vuelto a repetir.