El Real Madrid inicia una nueva etapa recurriendo a un pasado brillante con el regreso de Carlo Ancelotti, el elegido para gestionar el fin de un ciclo único con Zinedine Zidane al mando y Sergio Ramos como jefe del vestuario, con el suizo David Alaba como única cara nueva, las esperanzas puestas en una estrella que dejó de brillar, Gareth Bale, y el anhelo de Kylian Mbappé para el regreso a un nuevo Bernabéu.
Son tiempos de recesión que solo pueden dar un giro con la llegada de Mbappé. El golpe de efecto del presidente Florentino Pérez para devolver la ilusión en el deseado estreno del nuevo estadio Santiago Bernabéu.
El fútbol recupera el aliento de los aficionados en la grada y el coliseo blanco se reabrirá con nueva identidad para acoger a una plantilla que apenas modifica su cara, con pérdidas de mayor peso que llegadas, adaptada a los momentos duros por los que transita el fútbol español. Con dos rebajas salariales, sin poder pagar el sueldo que desean jugadores como Raphael Varane, abocado al traspaso al Manchester United por 50 millones de euros.
Tras 16 años, el Real Madrid arranca sin la figura de Sergio Ramos y todo lo que representaba en el equipo blanco. Son tiempos de cambios, de nuevos liderazgos, algunos asumidos por leyes internas, como el brazalete que pasa al brasileño Marcelo, otros naturales dentro de un vestuario en el que dan un paso al frente Toni Kroos, Dani Carvajal o Nacho Fernández.
El fútbol también entrega galones y el historial de la única llegada, David Alaba -sin pago por el traspaso-, le convierten en el nuevo jefe de la zaga madridista. Elegir el 4, el dorsal que deja Ramos tras 22 títulos, muestra la personalidad de un futbolista que debe ejercer liderazgo y demostrar que la sombra del camero no es alargada tras unas largas negociaciones con final infeliz para todas las partes. Sergio deseaba dos años de contrato y el club nunca estuvo dispuesto a concedérselos. Acabó en un PSG que se erige como gran candidato a la Liga de Campeones si le pone la guinda de Leo Messi.
Son palabras mayores para este Real Madrid que hace meses sintió que su techo en la 'Champions' son las semifinales en las que cedió sin excusas ante el campeón, el Chelsea. Volver a reinar en Europa es un desafío inalcanzable sin refuerzos como Mbappé, por quien apurará hasta el último día del mercado o le esperará en un año para dar el salto de calidad a la plantilla.
Tras un año en blanco que precedió el adiós definitivo de Zidane, lo mismo que ocurrió en el cierre de la primera etapa de Ancelotti, los objetivos del curso son nacionales. Volver a conseguir LaLiga Santander y la Copa del Rey están marcados en rojo en el camino del técnico que dio la décima al madridismo y que regresa con el recuerdo de cuatro títulos en su primer curso cuando retomó un vestuario en conflicto tras el paso del 'huracán' José Mourinho.
Un Real Madrid más vertical, con mejor físico para reducir la plaga de lesiones que batieron récords el curso pasado y sobre todo aumentar la baja pegada de un equipo con total dependencia de la inspiración goleadora de Karim Benzema, son tareas para Ancelotti que en una atípica pretemporada no venció ninguno de los dos partidos amistosos disputados, cayendo ante el Glasgow Rangers (2-1) y empatando frente al Milan (0-0) sin poder contar aún con gran parte de sus titulares tras un verano con Eurocopa, Copa América y Juegos Olímpicos.
Ancelotti, con 119 partidos al mando del Real Madrid, entrará pronto en el 'top ten' de la historia del club. Boskov, Miljanic, Di Stéfano y Paco Bru serán superados esta temporada si todo va bien para el italiano que es el noveno más laureado. En su primera etapa se acercó a los tres tantos de media por partido (322 goles) y buena parte de su éxito estará en mejorar la aportación de Luka Jovic y Mariano Díaz, así como la pegada de Vinicius, Rodrygo o Marco Asensio.
La mano del técnico italiano se deberá ver en dos casos claves para cumplir objetivos: Eden Hazard y Bale. Tras dos años con más lesiones que fútbol de calidad, la obligación marca el paso de Hazard, en deuda con el madridismo que nunca imaginó volver a ver de blanco a Bale tras su salida al Tottenham. Con Ancelotti fue feliz y decisivo. Vivirá su último año de contrato en la casa blanca si no hay un giro final del destino que lo impida.
Los contratos vigentes y la masa salarial impiden la salida de jugadores que el club consideraba que habían terminado un ciclo. Junto a Bale, Marcelo e Isco Alarcón. Su continuidad obliga a encajar piezas en una plantilla por cerrar.
Vuelve Martin Odegaard, se duda con Dani Ceballos y se busca equipo a Jesús Vallejo y el japonés Kubo.