En contadas ocasiones un técnico reconoce un error en su planteamiento. Dirigiendo a un club grande, aún menos.
Zinedine Zidane está en el polo opuesto al divismo de los banquillos. Se equivocó ante el Atlético y lo reconoció con el dolor de dejar señalados a dos futbolistas de la grandeza de Toni Kroos e Isco. Su giro táctico con dos cambios al descanso fueron la clave de un derbi que deja consecuencias positivas a un líder sólido.
La humildad de Zidane
La fórmula de la Supercopa de España satisfizo al técnico francés que pensó que desde la posesión y con Karim Benzema en punta como novedad respecto a la final del último derbi, encontraría un camino hacia el éxito. No fue así y asumió responsabilidades.
"La culpa es solo mía". Sus jugadores ejecutaron una posesión improductiva, les faltó intensidad y fueron superados por el rival. La mano de un entrenador y su fuerza en el vestuario se plasma en decisiones como las que tomó Zizou al descanso.
No es fácil sentar a jugadores de la magnitud de Toni Kroos e Isco con el peligro de dejarlos señalados en caso de un mal resultado. El movimiento táctico con la introducción de extremos, pasando del 1-4-5-1 al 1-4-3-3 provocó un Real Madrid más reconocible y atropelló al rival. En la felicidad de un derbi liguero ganado en el Bernabéu siete años después, contrastó la insatisfacción de Zidane y la autocrítica que realizó.
Una racha sin fin
Alcanza 21 partidos la racha sin perder de un Real Madrid que por encima del resultado impone una imagen de bloque sólido. Se ha convertido en un equipo fiable, alejado de la inestabilidad que impulsó una temporada repleta de fracasos el pasado curso.
El batacazo de Mallorca marcó un antes y un después. Con esa actitud iban por un camino que ya conocían y la reacción llegó desde una fortaleza defensivo como bloque que impulsa el mejor momento en años. Sólido líder en Liga, con paso firme en Copa del Rey y sin miedo a nadie en Liga de Campeones.
Vinícius vuelve a ser decisivo
Los vaivenes que ha sufrido un chico tan joven podrían provocar cualquier consecuencia. En Vinícius ha sido positiva y tuvo papel de protagonista principal en el derbi. Su energía contagió al equipo, siempre listo para recibir y encarar, aumentando una marcha al fútbol del Real Madrid.
Además le puso pausa para encontrar el espacio en un mar de piernas. Inventó un pase al espacio que rompió el partido y reivindica la figura de un futbolista que en una semana mejoró su ansiedad en la definición con su tanto de calidad en La Romareda y fue clave ante el Atlético. En la larga carrera por minutos ha adelantado a su compatriota Rodrygo y tiene en la grada a Gareth Bale.
La exhibición física de Mendy
Pocos en el Santiago Bernabéu se acordaron en el derbi de Marcelo. El nivel de Mendy provoca un relevo natural en el lateral izquierdo, donde residía un futbolista clave en todos los éxitos madridistas recientes. Ante el poderío físico de Mendy no puede competir el brasileño.
Es puro músculo, un defensor duro, con mayor velocidad y que encima añadió una asistencia perfecta para el gol de Karim Benzema. Ese tacto con el balón es lo que debe perfeccionar. Con continuidad se ha ganado la titularidad y obliga a un Marcelo que encadena lesiones, a mejorar su rendimiento si quiere recuperar la plaza perdida.
Un registro defensivo sin precedentes
El Real Madrid ha encajado trece goles en 22 jornadas disputadas. En toda su historia nunca se vio un equipo menos goleado a estas alturas de campeonato. Parte de culpa tiene la mejoría de Thibaut Courtois, que recuperó su verdadera identidad y transmite seguridad al equipo.
Hasta doce partidos ligueros con la puerta sellada, sin encajar goles en más de la mitad de jornadas. Una actitud defensiva que se inicia desde la delantera, donde ahora se ven jugadores comprometidos para lanzar presión alta como para echar una mano al lateral si juegan de extremos.
Armarse como bloque fue el primer paso de Zidane para reencontrar la estabilidad. Consciente que sin Cristiano Ronaldo perdía gol, creó la nueva identidad desde la seguridad como equipo.