La luz eléctrica puede generarse de muchas maneras y sin duda alguna una de las más limpias es la que se produce en embalses como los que tenemos en la comunidad de Madrid.
El proceso no tiene lugar en lo alto de la presa, sino en el corazón central de la hidroeléctrica: las turbinas. La enorme fuerza del agua al caer hace que se muevan generando una enorme cantidad de movimiento. Este se convierte en energía eléctrica por un generador rotativo unido a la turbina.
Este generador recibe el nombre de alternador, ya que la corriente que produce es alterna en vez de continua como la de las pilas o las baterías.
Para que esta corriente pueda ser transportada hasta nuestros hogares sin sufrir pérdidas es necesario elevar su voltaje para que sea de alta tensión. Este proceso tiene lugar en los transformadores. Desde allí, la corriente viaja a través del cableado.
Antes de introducirse en las casas de los madrileños, esta corriente pasa de nuevo por un transformador para reducir su tensión a unos 230 v, que es el voltaje que se emplea en casa.