En pleno centro de Madrid se sitúa una de las iglesias más representativas del Madrid castizo: la iglesia de la Virgen de la Paloma.
Una de las principales diferencias de esta con otros templos, es que aquí no se venera una talla sino un cuadro. Además, no se trata de la Virgen de la Paloma sino la Virgen de la Soledad.
Origen
Para saber cuál es el orígen de esta obra nos remontamos a 1787. Unos niños encontraron el cuadro entre los escombros.
Una vecina, Isabel Tintero, les vió y decidió cambiar el cuadro por unas monedas. Restauró el cuadro y lo colgó en el portal de su casa, siendo venerado por los vecinos. La devoción fue tal que se llegó a construir la parroquia que hoy vemos.