El Real Madrid tachó la palabra crisis de su diccionario con un ejercicio sobresaliente en Mendizorroza, una victoria redonda (1-4) que sirve para olvidar la eliminación copera a manos del Alcoyano y aguar la fiesta del Deportivo Alavés, que celebró su centenario con una derrota sin paliativos con motivo de la jornada 20 en la Liga Santander.
El vigente campeón de Liga pareció otro equipo bien distinto al que cayó ridiculizado en El Collao, o al que perdió en la Supercopa de España a las primeras de cambio. Fue evidente que hubo un click, un reseteo necesario en el vestuario después de las dos balas desperdiciadas en apenas cuatro días. Vitoria fue fuego hace dos años con el cese de Lopetegui, pero este sábado fue bálsamo para Zidane, que vio el partido en su casa con más tranquilidad de la que hubiera imaginado.
El técnico francés, que ha dado positivo por coronavirus, se perdió el partido más completo de sus jugadores en los últimos meses, retomaron el camino de la victoria con contundencia, con dominio en el centro del campo y atacando el espacio con la velocidad de Mendy, Lucas Vázquez o el propio Benzema, que terminó con dos goles en la buchaca, 15 en total esta temporada.