El Casón del Buen Retiro es, junto al Museo del Prado, el único edificio que queda en pie de lo que en su día fue un parque temático del descanso real. Sí, los reyes también se tomaban sus vacaciones. Tenían que descansar de sus paseos en yate.
Felipe V descansaba el doble porque era bipolar, el pobre. La única forma que tenía de no llevarse la contraria a sí mismo era escuchando cantar al gran Farinelli. Farinelli fue el castrati (si queréis entramos en detalles, pero vamos, las cosas
cortadas desde la adolescencia) más famoso de la época. Tenía una voz privilegiada. Prestó tan buen servicio a Felipe V, que el rey le convirtió en director del Teatro del Casón del Buen Retiro.
Farinelli echó raíces en España. ¡Como para no echarlas! ¡Se forró! Vino para unos meses y se quedó 25 años. El típico perfil de madrileños por el mundo.