Raquel es una enfermera de 32 años que contrajo el coronavirus en uno de los hospitales donde trabajaba.
Pasó 40 días en casa con fiebre, dolores musculares, insomnio y mucho cansancio; pero tras incorporarse a su puesto de trabajo empezó a tener dificultades para mantener una conversación y, en una de las pruebas, le detectaron tres lesiones en la cabeza.
"Cuando veo a tanta gente sin mascarilla que cree que no le va a pasar nada, me resulta muy impotente la situación", ha lamentado.
Actualmente, la enfermera está de baja y va mejorando cada día. "Somos optimistas y pensamos que todo mi esfuerzo va a servir para poder recuperar mi vida", ha explicado.