Muchos son los factores que pueden influir en nuestra relación con la comida, pero también pueden extrapolarse a otras áreas de nuestra vida.
En plató hemos hablado de cuatro y son los siguientes:
-Las emociones: muchas veces nos entran ganas de comer, aunque no tengamos hambre y en este caso nos tenemos que preguntar cómo nos sentimos y así poder reconocer las emociones que tenemos asociadas a la comida.
-Las creencias: nos indican qué cosas creemos que están bien o mal en relación con la comida.
-El parloteo mental: es el pajarito que tenemos siempre detrás de la oreja que nos dice las cosas buenas y malas que hacemos en relación con nuestra alimentación. Una forma de luchar contra este parloteo es apuntar en un papel todo lo que nos decimos a nosotros mismos sobre este tema y cómo lo hacemos.
-La conducta: si no hago nada para solucionar o solventar este problema no nos sirve controlar los demás factores. Si lo que necesito si me encuentro mal es encontrarme bien, pero ¿encontraremos esa felicidad en la comida o es lo que nos queremos hacer creer para refugiarnos en ella?