Hoy en La Otra Ciencia vamos a explorar las causas, consecuencias y posibles acciones que hay que llevar a cabo para evitar el fin de los antibióticos.
Los antibióticos son medicamentos potentes que combaten las infecciones bacterianas. Su uso correcto puede salvar vidas. Actúan matando las bacterias o impidiendo que se reproduzcan. Después de tomar estos medicamentos, las defensas naturales del cuerpo son suficientes.
Estos medicamentos son un arma poco menos que milagrosa, con menos de un siglo de vida, que ha revolucionado la sanidad a nivel global. Eso sí, ahora nos enfrentamos a un problema bastante grave: están empezando a fallar. Hoy, sólo en Europa, las resistencias a antibióticos entre bacterias comunes ya causan 25.000 muertos y un gasto sanitario adicional de 1.500 millones de euros cada año.
Los antibióticos están fallando a consecuencia de un uso incorrecto y están perdiendo eficacia a un ritmo impensable. Si los seguimos consumiendo a la velocidad y con el descuido actual, Europa podría sufrir un retroceso a la era anterior a los antibióticos, cuando una infección bacteriana corriente podía suponer una sentencia de muerte.
Las proyecciones de los expertos apuntan que, para el año 2050, tendremos un total de 40.000 muertes anuales por infecciones que antes eran fácilmente curables. Pero también hay buenas noticias: estamos a tiempo de revocar esta mala utilización de los antibióticos y corregir esta situación.