Teresa Perales, Premio Princesa de Asturias del Deporte: "El agua es libertad y felicidad porque soy dueña de mi cuerpo"
REDACCION
La flamante Premio Princesa de Asturias del Deporte, Teresa Perales, comparte con Madrid Directo la emoción de un premio merecido. Con 45 años, Teresa atesora 26 medallas olímpicas, otras 26 mundiales y 32 europeas, además de todos los premios posibles de su disciplina en España, que completa con el Princesa de Asturias.
Madre de un hijo, esta campeona ha coqueteado con la política, ha escrito libros y ha sido imagen de numerosas campañas en favor de las personas con discapacidad.
Teresa perdió la movilidad a causa de una neuropatía, pero su tesón le llevó a sumergirse en la competición y a llegar a lo más alto en el mundo del deporte.
“No tenía ni idea de que mi nombre estaba encima de la mesa. Fue sorpresa absoluta y no sabía que decir”, dice la campeona. “En el momento que me llamaron para comunicármelo, ¡me costó tanto no romper a llorar!… Estoy emocionada y solo puedo decir gracias… Cuando habla el corazón te equivocas poco”, asegura.
El premio es motivo de orgullo personal y familiar. “Llamé a marido, a mi madre y hermanos para compartir la alegría del premio, pero el momento especial fue cuando volvió mi hijo del colegio. Me dijo: Eres la mejor, tú siempre has sido princesa… Esos besos y esas palabras de orgullo lo vale todo”, dice una emocionada Teresa.
El premio es un reconocimiento al esfuerzo y el tesón con el que Teresa ha tenido que afrontar su carrera deportiva y su propia vida. “Lo que quiero enseñar a mi hijo es que tiene derecho a soñar, además del valor del esfuerzo, del sacrificio en equipo, que en mi caso es mi familia, y también de no rendirte jamás”, cuenta la campeona.
Teresa es un ejemplo de superación ante los obstáculos: “La vida es un reto maravilloso, un regalo estupendo que no siempre valoramos. Por eso, de vez en cuando viene bien poner los pies o las ruedas en el suelo”, asegura.
El Princesa de Asturias es un premio compartido también con el resto de personas que sufren una discapacidad, o atraviesan por momentos difíciles en su vida. “Lo más bonito es poder compartirlo con todas esas las personas”, dice Teresa.
La campeona lanza un mensaje esperanzador para todas esas personas: “Cuando abrazas la oportunidad, llegan sorpresas maravillosas, pero tienes que dar un paso adelante y dejar de mirarte al ombligo”, sostiene.
LA CATARSIS DEL AGUA
Le preguntamos a la campeona, qué ha supuso para ella tomar la decisión de sumergirse en la piscina para empezar a nadar: “El agua es libertad y felicidad porque soy dueña de mi cuerpo”, asegura.
“Nadar me da la posibilidad de demostrarme a mí misma que puedo y que tengo el control, y también de demostrárselo a los demás, porque me ha ayudado a transformar la mirada de lástima en mirada de orgullo y admiración”, cuenta orgullosa.
“Me lo he currado mucho, pero aun así me considero una afortunada porque hay muchos compañeros que nadie se hace eco de sus hazañas, el premio va para ellos también”.