Alcohol y menores, un 'juego' que puede acabar en tragedia
Redacción
Los botellones continúan siendo una preocupación máxima para los responsables de la seguridad en nuestras calles, sobre todo durante los fines de semana y los días de fiesta, cuando los ayuntamientos preparan dispositivos especiales para controlar las reuniones masivas de jóvenes que quedan para beber en la calle.
La Policía Municipal tuvo que desalojar algunos locales con menores bebiendo dentro. El más importante fue el desalojo de 73 menores de un local en el distrito de Chamartín. En algunos de los expedientes abiertos podría estudiarse incluso una posible situación de desamparo, según el Ayuntamiento de Madrid.
Los datos del último balance en Madrid son el síntoma de un hábito peligroso que, más allá de los inconvenientes derivados como el ruido o la suciedad, puede estar generando un verdadero problema de salud pública.
“La ingesta de alcohol en cantidades excesivas es grave en todas las edades, pero en un cerebro en formación, que es más sensible a cualquier tóxico, aún más”, asegura en Madrid Directo José Manuel Moltó, presidente de la Sociedad Española de Neurología.
Los efectos del alcohol
El alcohol afecta a todo el organismo, principalmente al aparato digestivo, en especial al hígado. Afecta también al corazón y al sistema nervioso. La afectación del cerebro produce falta de atención, problemas de memoria, cambios en la conducta, alucinaciones, celos patológicos y delirium tremens.
En cantidades excesivas el alcohol se comporta como un depresor del sistema nervioso, produciendo:
Pérdida progresiva del dominio personal y del sentido de la realidad
Deterioro intelectual
Comportamientos disfuncionales e inestabilidad afectiva
Alteraciones de la personalidad y el carácter
Ansiedad
Estados depresivos
El ambiente familiar se ve gravemente distorsionado ante la existencia de una persona dependiente del alcohol. A nivel social, genera problemas serios de convivencia social, laboral y familiar, aumento de la accidentabilidad de tráfico y laboral o aparición de episodios de violencia y agresión física y psíquica.
El consumo de riesgo y dependencia del alcohol es una de las causas más frecuentes del absentismo laboral e indirectamente del escolar.
Comunidad de Madrid
“Los daños del alcohol se va multiplicando con cada consumo”, continúa diciendo Moltó. Quienes lo consumen habitualmente de manera descontrolada corren el riesgo de caer en el alcoholismo, con todas las consecuencias para la salud, y también sociales, que conlleva.
“Al margen de los riegos agudos que puede acarrear, un coma etílico abre la puerta al consumo continuado, a una necesidad de alcohol y a falsas sensaciones de bienestar o de euforia con efectos terroríficos a largo plazo”, advierte.
“La necesidad de beber alcohol cada fin de semana, se puede considerar alcoholismo con alto riesgo de cronificación”, cuenta Moltó. En ese escenario, “la persona corre el riesgo de desarrollar una cirrosis o el síndrome de korsacoff, con pérdidas irreversibles de memoria que, además, se rellenan con fabulaciones", asegura.